jueves, 16 de agosto de 2012

Crónica de Estefany Jaimes Guerrero





Todavía recuerdo claramente el momento cuando mi mamá me dice: “Nany, tóqueme aquí, me siento una bolita”, era su seno, por alguna razón, ese día, quiso hacerse el auto examen. Cuando le toqué donde ella me indicaba, efectivamente le sentí la bolita y que al hacerle presión no le causaba ningún dolor. Sin precipitarme le dije que sacara cita médica, la verdad no me preocupé, nunca pensé que una enfermedad como el -cáncer de seno- nos tocara, menos a mi mamá con 38 años de edad, a pesar de que mi bisabuela por parte de papá padeció de ésta.
La cita le salió días después de solicitarla, el doctor la examinó y también con sospechas le mando a realizarse una biopsia estereotáxica de mama que determina las coordenadas del espacio donde se encuentra la lesión y con un dispositivo denominado “pistola de biopsia” se extrae piezas cilíndricas de tejido para comprobar si el tumor es maligno o no. Exactamente a los ocho días le entregaron el resultado y recuerdo cuando ése jueves yo llegaba del colegio, la casa estaba en un silencio profundo, entré a la habitación de mis papás y allí estaba ella, con los ojos hinchados de tanto llorar, su rostro lo decía todo, me senté a su lado y volvió su llanto; yo siendo muy sensible increíblemente estaba tranquila, al principio no lo creía pero luego lo asimilé y aún así, yo seguía tranquila, era como si en el fondo supiera que la difícil situación por la que pasábamos iba a terminar bien.

A pesar de que el servicio de salud en Colombia no es muy bueno y que recientemente nuestra EPS había pasado por diferentes tipos de cambios como trasladarnos de sede; por azares de la vida terminamos siendo atendidos en la clínica Carlos Ardila Lulle, donde los mejores médicos Oncólogos atendieron a mi mamá.
Tuvo que pasar por cualquier cantidad de exámenes en los cuales uno de ellos informaba que el cáncer estaba haciendo metástasis y que otro muy pequeño tumor se veía en el hígado. La preocupación y desespero en ella fue tanto que la depresión era la que la estaba destruyendo. Es así que minutos antes de hacerle la biopsia en el hígado, el doctor le vuelve a tomar otra ecografía por un presentimiento que tenía y como si fuera alguna fuerza suprema o tal vez un milagro, aquel diminuto tumor había desaparecido, así, como si nada.
Ya un poco mejor y con la gran noticia de que el cáncer se había detectado a tiempo y no era necesario que su mama fuera removida totalmente, mi madre es sometida a cirugía para la extirpación de aquella pesadilla en su seno derecho; duró aproximadamente dos horas y había tenido complicaciones, a los quince días fue su segunda intervención pues le quedaba aún tejidos infectados, el resultado fue mucho mejor y su recuperación fue estricta y satisfactoria.
Finalmente en enero de éste año fue reconstruido su seno también, con excelentes resultados. Todo fue difícil pero bien superado.



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